San Agustín, sostuvo una concepción del amor cuyo
significado es conveniente vincularlo con su pensamiento teológico. Para él,
existen dos tipos de amor: el amor propio y el amor a Dios. De cada uno de
ellos se deriva una forma de existencia: la terrenal o la divina. En su obra Lm
Ciudad de Dios, señala: “Dos amores fundaron dos ciudades: el amor propio hasta
el desprecio de Dios, la terrenal; y el amor de Dios hasta el desprecio de sí
mismo, la celestial. La primera se gloría en sí misma, y la segunda en Dios”

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