Por su parte, Tomás de Aquino define al amor como un acto
genérico de la voluntad orientado hacia el bien en general. Según este teólogo-filósofo:
“Todo el que obra, obra por un fin. El fin es el bien que cada uno ama y desea,
por lo que resulta manifiesto que todo agente obra cualquier acción por algún
tipo de amor”. Bajo este sentido, buscamos todo tipo de fines porque pensamos
que ese es nuestro bien, y en esa búsqueda incesante, el fin que buscamos es lo
que uno ama. Por consiguiente, para Tomás de Aquino, el bien y el amor son una
y la misma cosa.

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